La semillita dormida
Había una vez una semillita que estaba bien dormida dentro de su casita, su casita estaba bajo la tierra.
Un día llegó el sol y con sus brazos tibios comenzó a hacerle cosquillas en la pancita.¡Despiértate, dormilona! -le decía- pero la semillita remolona no quería abrir su casita. El señor sol comenzó a calentarla más y más y de pronto la semillita estiró de a poco una patita, esa patita se llama raíz.
Luego vino la señora lluvia y le mojó la carita con sus suaves gotas de agua. ¡Arriba, arriba hay que levantarse!
-UUUUUUAAAAHHHHH, UUUUUJJJJJ - bostezaba la semillita y poco a poco, fue estirando sus bracitos y abriendo la puerta de su casita tibia. El señor Sol y la señora lluvia la alentaban para que pronto saliera de abajo de la tierra y estirara sus bracitos aún más.
Una tortuga que pasaba por allí se sentó a esperar que la semillita apareciera, total ella no tenía mucho apuro. También vinieron algunas mariposas.
De pronto unos pequeñísimos brotecitos comenzaron a asomarse de la húmeda tierra ¡Bienvenida! -Le dijeron todos- ¡Ahora sí me puedo estirar bien! –dijo la semillita-. Y se estiró, se estiró, se estiró… como nosotros después de levantarnos de una linda siesta.
A semillita comenzaron a salirle unas verdes hojitas y por último, para recibir a la señora primavera que estaba por llegar, se vistió de hermosas flores de muchos colores. La tortuguita y las mariposas aplaudían muy contentas y el señor Sol y la señora lluvia, sonreían muy contentos por haber ayudado a semillita a crecer feliz.
Había una vez una semillita que estaba bien dormida dentro de su casita, su casita estaba bajo la tierra.
Un día llegó el sol y con sus brazos tibios comenzó a hacerle cosquillas en la pancita.¡Despiértate, dormilona! -le decía- pero la semillita remolona no quería abrir su casita. El señor sol comenzó a calentarla más y más y de pronto la semillita estiró de a poco una patita, esa patita se llama raíz.
Luego vino la señora lluvia y le mojó la carita con sus suaves gotas de agua. ¡Arriba, arriba hay que levantarse!
-UUUUUUAAAAHHHHH, UUUUUJJJJJ - bostezaba la semillita y poco a poco, fue estirando sus bracitos y abriendo la puerta de su casita tibia. El señor Sol y la señora lluvia la alentaban para que pronto saliera de abajo de la tierra y estirara sus bracitos aún más.
Una tortuga que pasaba por allí se sentó a esperar que la semillita apareciera, total ella no tenía mucho apuro. También vinieron algunas mariposas.
De pronto unos pequeñísimos brotecitos comenzaron a asomarse de la húmeda tierra ¡Bienvenida! -Le dijeron todos- ¡Ahora sí me puedo estirar bien! –dijo la semillita-. Y se estiró, se estiró, se estiró… como nosotros después de levantarnos de una linda siesta.
A semillita comenzaron a salirle unas verdes hojitas y por último, para recibir a la señora primavera que estaba por llegar, se vistió de hermosas flores de muchos colores. La tortuguita y las mariposas aplaudían muy contentas y el señor Sol y la señora lluvia, sonreían muy contentos por haber ayudado a semillita a crecer feliz.
Y COLORÍN COLORADO... EL CUENTO DE LA SEMILLITA SE HA TERMINADO...
Pero nosotros recién estamos comenzando...
Cuidando a los amigos de Bartolo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario